Para empezar, a modo de definición, desde
mi punto de vista la motivación es el estado en el que una persona se ve
estimulada a realizar un pequeño esfuerzo hasta lograr una meta o unos
objetivos.
En nuestro caso, como educadores, sabemos
que una de las muchas responsabilidades que tenemos es la de la motivación
hacia el estudio, con el fin de minimizar el esfuerzo, incrementar dicha
motivación y así poder evitar el fracaso por falta de intención en los estudios.
El artículo que acompañaba a nuestra
práctica hablaba de cómo en Corea del Sur motivan a los niños mediante la
cesión de un distinto rol en el aula, es decir, cada alumno desempeña un papel diferente
en la clase que debe trabajar diariamente. Además, les imparten las lecciones de
manera muy dinámica, por ejemplo, mediante juegos y otras actividades que les
supongan de más fácil comprensión los contenidos.
Nosotros discutíamos sobre esta noticia,
ya que en niños de infantil y primaria sí es posible esta metodología de
enseñanza, pero como futuros profesores de secundaria, bachillerato o formación
profesional, no es un método tan acertado, aunque siempre hay alguna
alternativa con ese fin, pero adaptada a su edad. Entre algunas de las propuestas
que planteamos, considerábamos de gran relevancia medios que apoyan a las
exposiciones orales, como por ejemplo, las transparencias en Power Point donde
puedan ver los contenidos de manera más clara; vídeos y películas donde
aprecien lo enseñado en el aula; y noticias donde vean reflejado en la realidad
todo lo que estudian.
A modo de conclusión, todos estamos de
acuerdo en que los alumnos deberían ir motivados a la escuela, con ganas de
aprender y pasárselo bien, ya que de esta manera, les resultará mucho más fácil
el aprendizaje de sus asignaturas y perderán las ganas de tirar la toalla. Pero
para ello, ¡todos debemos poner de nuestra parte!
es cierto que deberia de darse más importancia a las exposiciones orales
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